martes, 8 de marzo de 2011

LA POBREZA


'La pobreza es más que falta de educación': James Heckman



El Nobel de Economía 2000 dice que crecer en circunstancias adversas cambia la biología del cuerpo.

Hace casi un par de semanas, la Casa de Nariño fue el escenario para la presentación de la estrategia de atención integral a la primera infancia. El programa, que lleva el nombre 'De cero a siempre', implica la inversión de 5,6 billones de pesos a lo largo del cuatrienio, casi tres veces más que lo designado en la pasada administración.
La meta de la estrategia es llegar a 1,2 millones de niños de los estratos más pobres con una serie de métodos de avanzada, que van desde atención a la madre gestante, hasta el seguimiento al bebé y el acompañamiento en sus primeros años.
¿Por qué no comenzar más tarde? Las razones las da James Heckman, un profesor de la universidad de Chicago, en Estados Unidos, quien en el 2000 recibió el premio Nobel de Economía por sus aportes al área de la microeconomía, y que lleva más de una década inmerso en el tema del desarrollo temprano.
¿A qué se debe su interés en este tema?
La razón es que hace 10 o 15 años me involucré en estudios relacionados con temas de empleo y con los programas de entrenamiento laboral, y encontré que los resultados eran muy malos. Hallé que todo dependía de las capacidades y que los entrenamientos eran muy efectivos para las personas de niveles más altos, por lo cual empecé a pensar en el tema de las habilidades.
¿Qué más le sucedió?
Casi al mismo tiempo, fue publicado en Estados Unidos un libro llamado La curva de Bell, que me pareció fascinante, y que decía que la habilidad es fácil de predecir. Uno de los argumentos de los autores es que la capacidad de una persona viene genéticamente determinada. Incluso, el libro se atrevió a explicar las diferencias entre razas, en particular, entre blancos y negros. A pesar de que esa conclusión estaba equivocada, el tema me interesó mucho y una cosa llevó a la otra.
¿A qué conclusión llegó?
Encontré que las diferencias entre las habilidades de diversos grupos de la población empezaban a una edad muy temprana, y que la genética no tenía que ver en ello. La razón es que cuando se atacan esas disparidades, los resultados se ven muy rápido.
¿Por qué lo entusiasmó tanto ese hallazgo?
Entendí que esta es una manera de reducir la desigualdad.
¿Qué siguió, entonces?
La pregunta que me hice entonces fue si podemos hacer algo con respecto a la pobreza, a sabiendas de que no es genética y que podemos mejorar la habilidad de las personas si hacemos cosas a tiempo. Eso me llevó a una ruta muy tortuosa de volver a mirar miles de datos, porque yo soy un economista empírico, y encontré que las tasas de retorno de los programas de primera infancia son muy altas. A pesar de que es como comparar peras y manzanas, es mejor que invertir en acciones.
¿Eso va más allá de la educación?
Así es. La mayoría de los economistas piensan que el capital humano equivale a la educación, pero lo cierto es que la habilidad y las capacidades de una persona son también una forma de capital humano.
¿Cómo impulsarlo?
Los primeros años de una persona son fundamentales. Si uno toma un niño que ha sido víctima de abusos, como sucedió con muchos menores en la época en que Rumania era comunista, en la que miles fueron internados en orfanatos o algo parecido, se pueden ver, literalmente hablando, los cambios en el cerebro. No era un tema de nutrición, porque los niños eran alimentados, sino de falta de padres, algo que acaba teniendo una manifestación física.
¿Qué consecuencias tiene ese rompimiento?
Se trata no solo de cariño, sino de un elemento que tiene una base biológica. La generación de oxitocina vuelve a la gente más altruista y amorosa, algo que tiene efectos sobre el niño. Por cierto, si uno toma a un menor que ha sido víctima de esta situación y lo lleva a un ambiente amable, los resultados se ven muy rápido.
¿Eso no era conocido?
Sabemos que la gente que crece en circunstancias adversas sufre, pero lo que yo no sabía, hasta hace muy poco, es que eso cambia la biología del cuerpo humano y que algunas de esas condiciones se vuelven hereditarias, incluyendo la desigualdad. Estamos también comenzando a entender cómo nos volvemos personas y cómo se pueden estimular las oportunidades. Eso quiere decir, tener la capacidad de conseguir mejores trabajos o poder reaccionar en forma adecuada a los momentos adversos.
¿Cuáles son los elementos de una política pública en este campo?
Comenzar tan temprano como se pueda.
¿Que quiere decir eso?
Empezar desde que el niño está en el vientre de su madre. Es conocido que una mujer embarazada que bebe alcohol o fuma le hace daño a la criatura, y el abuso de esas sustancias puede limitar gravemente el desarrollo social y la capacidad de aprender de un niño; pero eso, que suena tan obvio, no lo es en algunas capas de la población.
¿Por qué hay que empezar en esa etapa?
Porque la capacidad cognitiva se desarrolla muy temprano y a partir de cierta edad es difícil conseguir cambios. No sucede lo mismo con elementos emocionales o sociales a través de los cuales también es posible influir positivamente en las personas a una edad más tardía.
¿Eso qué implica?
Darle a la población en desventaja elementos de los que carece.
Por ejemplo...
Crianza, cuya falta es el elemento que, yo creo, es el más importante en la pobreza. Por ejemplo, los estudios muestran que el apoyo que recibe un niño a la hora de hacer cosas o de plantear preguntas, es mucho menor en las clases menos favorecidas. Eso quiere decir, entre otras cosas, que el número de palabras conocidas es mucho menor y que el vocabulario es limitado.
¿Y eso no depende del ingreso?
La pobreza no es solo falta de dinero. Está correlacionada, pero es más que eso.
¿Cómo responder en un país como Colombia, en donde abundan las madres solas?
Hay que tener paternidad sustituta, que no quiere decir apartar a un niño de su madre, lo cual es un error inmenso. Se trata de que el Estado complemente y refuerce esa labor mediante acompañamiento o capacitación. En otras palabras, centros para que los niños aprendan y estén acompañados, junto con el apoyo familiar, con el fin de hacerle entender a quien esté a cargo del hogar que ciertas actitudes son clave. Hay que enseñarles a muchos padres a serlo.
¿Cuál es la meta?
En último término, se trata de fomentar que haya mejores seres humanos para que sean lo que ellos quieran. Pero que cada persona pueda escoger si es esto o lo otro.
¿Son algunos de esos daños mencionados reversibles para un niño que tenga 5 o más años?
En buena parte, sin duda. Así como le ocurre a los pulmones de un fumador que deja el cigarrillo, también se puede recuperar algo del camino perdido en este terreno. Pero, entre mayor sea el niño, hay que utilizar herramientas sociales o emocionales como estímulo.
¿Qué le gustaría ver en Colombia?
Me gustaría ver buenos sistemas de evaluación y continuidad. Este es un esfuerzo colectivo, pero me alegra comprobar que las decisiones están basadas en la evidencia. Si todo eso se logra, la meta de eliminar la pobreza extrema en Colombia se va a conseguir.

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