SIMÓN BOLÍVAR GENIO Y UN INTELECTUAL COMPLETO....

SIMÓN BOLÍVAR NUESTRO- Un hombre hecho continente...
Del libro “SIMÓN BOLÍVAR NUESTRO-Un hombre hecho continente a pesar de la injerencia de las potencias decimonónicas-“.
El autor confiesa su irrefutable admiración por el genio político de Simón Bolívar, y así lo expresa:”confieso, sin ambages, mi terrible apasionamiento por Simón Bolívar: el Hombre, el Luchador por la Libertad, y el Ser Críptico de sublime Generosidad….”.
En estos momentos cruciales en que América Meridional está cubierta por el oscuro manto de la incertidumbre política, nada es más oportuno que recuperar la doctrina democrática de Simón Bolívar, cuya esencia vigente en cada uno de sus postulados es implantar la postergada felicidad de sus habitantes, arrebatada aquel nefasto viernes 12 de Octubre de 1492.
¿Cómo se lograría la postergada felicidad del Continente?. La respuesta se vislumbra en todos los escritos bolivarianos, desde la Carta de Jamaica hasta la última Proclama en San Pedro Alejandrino, y por esto, el profesor LACERA RUA lo subraya en estos términos: “Bolívar requería de un ordenamiento excepcional para enfrentar los factores que incidían negativamente en la unidad de la Gran Colombia: acabadas las guerras y lograda la independencia, las clases dominantes hispanoamericanas antepusieron sus privilegios azuzando los nacionalismos en detrimento de la unidad continental”.
Los primeros capítulos del libro son, sin lugar a dudas, un sosegado preámbulo, cuyo fin es preparar al lector para la sorpresa que encontrará después, cuando el autor fiel a su fuero interno, rompe con todos los paradigmas de los historiadores ortodoxos que, desde los tiempos de Henao y Arrubla nos han contado una historia amañada de la Independencia, legado oficial del General Francisco de Paula Santander, a partir de su regreso de los Estados Unidos, en el año de 1832,a donde se fue exilado y perdonado por el generoso corazón del Libertador, no obstante su culpabilidad en los cuatro atentados que pretendieron cortar las alas del Cóndor americano que, en un viaje hacia la eternidad fue poseído por el Dios de Colombia en las alturas sublimes del Chimborazo.
El Simón Bolívar que, el ilustrado profesor ARMANDO LACERA RÚA descubre en el capítulo titulado “Ideario Político y la Lucha contra el Imperio” es el auténtico, distinto al Simón Bolívar de bronce de las plazas públicas, e incomparable al héroe ficticio que han tejido los diestros malabaristas de arquetipos oficiales.
En consecuencia, si el lector desprevenido, por uno de esos golpes de azar, se topa con este libro, le sugiero que lo lea con fruición, y que lo recomiende, a fin de que en Colombia y en toda América Meridional se conozcan las perlas peregrinas que el profesor LACERA RÚA pescó en el mare tenebrosum de las fuentes históricas.
Un hombre de la talla intelectual de Simón Bolívar que se instruyó en la universalidad de Homero, de Plutarco y Montesquieu, que recorrió con asombro y dolor el itinerario del drama americano desde la atroz Conquista española, no pudo ser un complaciente admirador del Imperio como forma abominable de gobierno, ya que en la noción de Imperio está implícito el inhumano concepto de etnocentrismo con todos los perjuicios y desaciertos que encarna.
El autor confiesa su irrefutable admiración por el genio político de Simón Bolívar, y así lo expresa:”confieso, sin ambages, mi terrible apasionamiento por Simón Bolívar: el Hombre, el Luchador por la Libertad, y el Ser Críptico de sublime Generosidad….”.
En estos momentos cruciales en que América Meridional está cubierta por el oscuro manto de la incertidumbre política, nada es más oportuno que recuperar la doctrina democrática de Simón Bolívar, cuya esencia vigente en cada uno de sus postulados es implantar la postergada felicidad de sus habitantes, arrebatada aquel nefasto viernes 12 de Octubre de 1492.
¿Cómo se lograría la postergada felicidad del Continente?. La respuesta se vislumbra en todos los escritos bolivarianos, desde la Carta de Jamaica hasta la última Proclama en San Pedro Alejandrino, y por esto, el profesor LACERA RUA lo subraya en estos términos: “Bolívar requería de un ordenamiento excepcional para enfrentar los factores que incidían negativamente en la unidad de la Gran Colombia: acabadas las guerras y lograda la independencia, las clases dominantes hispanoamericanas antepusieron sus privilegios azuzando los nacionalismos en detrimento de la unidad continental”.
Los primeros capítulos del libro son, sin lugar a dudas, un sosegado preámbulo, cuyo fin es preparar al lector para la sorpresa que encontrará después, cuando el autor fiel a su fuero interno, rompe con todos los paradigmas de los historiadores ortodoxos que, desde los tiempos de Henao y Arrubla nos han contado una historia amañada de la Independencia, legado oficial del General Francisco de Paula Santander, a partir de su regreso de los Estados Unidos, en el año de 1832,a donde se fue exilado y perdonado por el generoso corazón del Libertador, no obstante su culpabilidad en los cuatro atentados que pretendieron cortar las alas del Cóndor americano que, en un viaje hacia la eternidad fue poseído por el Dios de Colombia en las alturas sublimes del Chimborazo.
El Simón Bolívar que, el ilustrado profesor ARMANDO LACERA RÚA descubre en el capítulo titulado “Ideario Político y la Lucha contra el Imperio” es el auténtico, distinto al Simón Bolívar de bronce de las plazas públicas, e incomparable al héroe ficticio que han tejido los diestros malabaristas de arquetipos oficiales.
En consecuencia, si el lector desprevenido, por uno de esos golpes de azar, se topa con este libro, le sugiero que lo lea con fruición, y que lo recomiende, a fin de que en Colombia y en toda América Meridional se conozcan las perlas peregrinas que el profesor LACERA RÚA pescó en el mare tenebrosum de las fuentes históricas.
Un hombre de la talla intelectual de Simón Bolívar que se instruyó en la universalidad de Homero, de Plutarco y Montesquieu, que recorrió con asombro y dolor el itinerario del drama americano desde la atroz Conquista española, no pudo ser un complaciente admirador del Imperio como forma abominable de gobierno, ya que en la noción de Imperio está implícito el inhumano concepto de etnocentrismo con todos los perjuicios y desaciertos que encarna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradezco tu comentario...