Les dejo con este articulo que leí y me gustó mucho...
'Zapatero a tus zapatos'
"La vida después de la muerte es un invento". ¿Quién lo dijo? Un científico. Vale tanto como si un zapatero dijera: "Los agujeros negros son un cuento de hadas". Y el científico, con toda razón, le diría: "Zapatero a tus zapatos". Y nosotros, los creyentes, le decimos a Hawking, también, con sobrada razón: "Científico, a tu ciencia; en lo demás, cállate"; sigue el consejo de Wittgenstein: "Sobre lo que no sabemos, debemos callar".
Es un hecho que todos conocemos: somos limitados. Nuestro conocimiento es de corto alcance. Cada uno es experto en un campo, en su materia. Si uno se excede, vale decir, si se sale de su materia, lo más probable es que meta la p.; hace el ridículo, como quienes se fían de él, por ser un genio en otro campo. No, señor: exijámosle que se mantenga en su materia y no se salga de ella. Puede ser un genio en física, pero en religión saca cero, es un novicio, y ojalá lo fuera, sería más humilde. Ya dijo Aristóteles: "El ser no se entrega todo a nadie" (Metaf. IV). Solo conocemos una parte, un aspecto, lo demás queda para los demás, para expertos en su materia. Solo conocemos una partecita del ser, del objeto, de cada cosa, y debiéramos ser lo suficientemente humildes para ofrecer nuestra parte del ser a los demás y permitir que cada uno presentara, a su vez, la parte de verdad que conoce. Así se enriquecería la sociedad con el aporte de todos al conocimiento de la Verdad. Pero, NO. Nuestro genio físico, genio de los agujeros negros, mostró aquí una 'tronera' negra, renegra, en su cerebro, que da vergüenza; por allí se le escapó toda su ignorancia religiosa. Ya tuviera la sencillez de Einstein. Brillaría en el firmamento de los hombres sabios. Pero, no. Quiso llamar la atención para que su último libro tuviera buena venta, y la obtuvo, pero ¿a costa de qué? De hacer el ridículo en materia religiosa, que no es su campo.
Estamos de acuerdo con Aristóteles, cuando escribió, "Nadie conoce todo el ser". Solo conocemos una partecita. Sólo Dios conoce el Todo. Jesús, en cuanto hombre, tenía su campo propio: "La vida eterna", en lo demás, tenía sus ignorancias. No sabía ciencia, pero sabía de Dios, de vida eterna; y por eso, durante veinte siglos, millones de seres humanos se han fiado de él, y no de Hawking, que no es maestro de verdad. Jesús dijo: "Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, pasa por la muerte a la vida eterna". Vida eterna es la vida de Dios, que no tiene pasado ni futuro; solo presente: Dios ES. Estaríamos de acuerdo con Hawking en que la vida de Dios, hablando con propiedad, no viene después de la muerte. Está ya presente en lo más profundo del ser del creyente. Esta es la vida que queda después de la muerte. Fue la que no vio Hawking, cuando dijo estúpidamente: "Nuestro cerebro es como un computador, que dejará de funcionar cuando se acaben sus componentes". Tal vez el de él. No el del creyente, que vive con la vida de Dios.
Esta vida, que es la de Jesús, nos la apropiamos por la fe: esta nos une a Dios, que ES vida eterna. Y no es cuento de hadas, es Verdad de Dios. "Quien odia a su hermano, enseña san Juan, es un homicida, y no tiene vida eterna" (1 Juan 3,15).
Y a Hawking le damos el sabio consejo: "Zapatero a tus zapatos".
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