Ramírez Villamizar, con su escultura, nos demuestra que no hay un totalitarismo tendencioso que lleve a establecer una única manera de ver el arte y de considerarlo. Es una importante muestra de libertad e irreverencia. Esto demuestra que no hay arte totalitario, ni maneras de hacerlo, totalitarias, sino que el arte es resultado de la eclosión de la necesidad de cada artista, o de cada hombre y ser que hace arte y que habla de él, inclusive cuando no puede dominarlo con toda su ley y canon, y la sutileza de su sensibilidad. Y por eso mismo coincidir con lo que se hace, es resultado siempre de la turbación de los sentidos y no de su maniobra tendenciosa. Ramírez Villamizar nos ha dicho: “Toda la Geometría está en la Naturaleza…” y ahí se provoca la verdad dramática de cómo tanto escultor como escultura morimos, entre la oxidación del hierro y la vida misma. Hierro y vida son lo mismo: se oxidan y se consuman en el instante en que más nos humillamos. Ramírez Villamizar se ha humillado humildemente ante la muerte de sí mismo y de sus esculturas que quedan, para nosotros, en otro sentido, como en una de sus esculturas que llamó: “Doble Victoria Alada” (Av. El Dorado, 1994). No sabremos cuál sentido, porque ya él no podrá ni querrá decirlo, he ahí la esencia del sentido, su no sentido y por lo mismo, una dialéctica de la sensación que se construye en nosotros, sin él.
Este lugar quiero convertirlo en un oasis donde la lectura, la música, el buen cine y algo más nos introduzcan en la ensoñación en la reflexión y el relax...
martes, 23 de agosto de 2011
EDUARDO RAMIREZ VILLAMIZAR NOTABLE ARTISTA COLOMBIANO...
Ramírez Villamizar, con su escultura, nos demuestra que no hay un totalitarismo tendencioso que lleve a establecer una única manera de ver el arte y de considerarlo. Es una importante muestra de libertad e irreverencia. Esto demuestra que no hay arte totalitario, ni maneras de hacerlo, totalitarias, sino que el arte es resultado de la eclosión de la necesidad de cada artista, o de cada hombre y ser que hace arte y que habla de él, inclusive cuando no puede dominarlo con toda su ley y canon, y la sutileza de su sensibilidad. Y por eso mismo coincidir con lo que se hace, es resultado siempre de la turbación de los sentidos y no de su maniobra tendenciosa. Ramírez Villamizar nos ha dicho: “Toda la Geometría está en la Naturaleza…” y ahí se provoca la verdad dramática de cómo tanto escultor como escultura morimos, entre la oxidación del hierro y la vida misma. Hierro y vida son lo mismo: se oxidan y se consuman en el instante en que más nos humillamos. Ramírez Villamizar se ha humillado humildemente ante la muerte de sí mismo y de sus esculturas que quedan, para nosotros, en otro sentido, como en una de sus esculturas que llamó: “Doble Victoria Alada” (Av. El Dorado, 1994). No sabremos cuál sentido, porque ya él no podrá ni querrá decirlo, he ahí la esencia del sentido, su no sentido y por lo mismo, una dialéctica de la sensación que se construye en nosotros, sin él.
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